Susurrame al oído lo que quiero oír, que salga de tus labios y entre en mis oídos, que esas palabras vallan directamente a mi corazón y me sorprenda tanto que tenga un montón de ganas de besarte, y entonces te quedes con ganas de más, que te vuelva a ver y en vez de decírmelo en susurros me lo digas mirándome fijamente a los ojos y ahí es cuando me daré cuenta de que lo dices desde lo más profundo de tu corazón.
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