SI LLORAS, QUE SEA DE ALEGRÍA.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Abres la puerta, sales, piensas. 
Se me olvida algo. No sé el que, pero tengo esa sensación.
Sigo sin darme cuenta de lo que es. 
Sales y cierras la puerta, comienzas a andar hacia donde vayas, te juntas con tus amigos, dejas de pensar. 
Le empiezas a echar de menos, necesitas hablar con él. ¿Tendré algún mensaje suyo? 
Cogeré el móvil para mirarlo, mierda, el móvil, es lo que se ha quedado en casa, llueve. 
Ya vas a estar toda la tarde pensando en ese aparato y en él, hasta el punto de volverte loca, de tener la necesidad de saber de él en cada minuto, en cada segundo. 
Vuelves, abres la puerta, la cierras, dejas las llaves en el sitio de siempre, te quitas las zapatillas empapadas por la lluvia, vas a tu habitación, le buscas, le encuentras, lo miras, tienes un mensaje, no es él. 
Añadiría un 'te deprimes', pero no. ¿Que por que? 
Existe una cosas que se llama, costumbre. 

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